LA ATENCIÓN EN LAS FASCIAS

LA ATENCIÓN EN LAS FASCIAS

1- Podemos estirar los Tejidos Conectivos en tres niveles.

El primero es la fascia superficial, es decir, la piel y las envolturas musculares más próximas a ella. El estiramiento se aborda de un modo muy suave y algo lineal.

El nivel intermedio lo conforma la fascia muscular, es decir, envolturas musculares más profundas y también los tendones, en contacto con los huesos. Para llegar hasta la capa intermedia trabajamos en dos tiempos. Estiramos durante la inspiración y relajamos durante la espiración.

En el nivel profundo nos dirigimos hacia la fascia del periostio, es decir, a la envoltura de los huesos, y a las articulaciones. Aquí, el objetivo es bombear los huesos realizando fuerzas y contrafuerzas. Para ello se añaden torsiones a la dinámica de tensión-relajación del nivel anterior, es decir, estiramos en tres tiempos.

El acceso a la profundidad pasa por despertar una consciencia más profunda y utilizar la lentitud en los movimientos.

2- Primero situamos en el cuerpo los puntos que vayamos a estirar,

tomando consciencia de ellos. Esta percepción debería mantenerse mientras realizamos los ejercicios y también al finalizar cada uno. De este modo es posible observar los cambios y los efectos que se van produciendo en las zonas que estamos trabajando y también detectar cuándo estamos llevando el ejercicio demasiado lejos.

3- El estiramiento de la columna vertebral se realiza en todos los ejercicios.

Cuando tomamos aire, el mentón se retrae, la coronilla apunta al cielo y la musculatura del cuello debe relajarse totalmente. La pelvis realiza una ligera retroversión que reduce la curvatura lumbar y hace que el coxis avance. El resultado es que desde el cráneo hasta el coxis realizamos el estiramiento suave de toda la columna vertebral, separando las vértebras y dejando que los discos vertebrales se esponjen. Al espirar relajamos la columna y de forma natural, el cráneo y la pelvis hacen el recorrido inverso. Este bombeo va a ser el responsable de la sensación de elevación y también de enraizamiento en algunos ejercicios. Podremos apoyarnos en esta percepción para subir o bajar en la postura con el mínimo esfuerzo.

4- El trabajo con los cinco arcos.

Estos arcos son los dos brazos, las dos piernas y la columna vertebral. En las Ba Duan Jin resulta muy interesante tomar consciencia de ellos, juntos y por separado.

5- Crear con la intención suaves resistencias a los diferentes movimientos.

Esta práctica hace que seamos conscientes de las superficies que trabajamos, desde la piel hasta las capas profundas y nos ayuda a generar una fuerte sensación de energía.

Además permite situar de forma correcta la postura y realizar los estiramientos sin utilizar apenas la fuerza muscular.

Por ejemplo, en el primer y octavo ejercicio tenemos que estirar la columna vertebral, subir sobre las puntas de los pies y guardar el equilibrio. Para ello se crea una suave resistencia al elevar los talones que mantendremos hasta que hayan subido totalmente, como si estuviesen pegados al suelo. Al bajar también creamos una fuerza opuesta en los talones, como si hubiera una pequeña pelota de goma debajo de ellos.

En el primer brocado, al subir los brazos, pensamos en ligeras resistencias situadas en las caras posteriores y en los dorsos de las manos.

Al empujar el cielo podemos imaginar que empujamos con las palmas un balón. Al bajar los brazos la resistencia se traslada a la cara interna y a las palmas. Así podemos proceder con todos los ejercicios.