Durante la realización de los movimientos el cuerpo debe permanecer relajado, pero con firmeza en la ejecución. Sin tensión, pero tampoco con relajación absoluta.
Los movimientos son lentos y se llevan a cabo usando la intención mental. Tienen una parte en la que existe tensión muscular controlada y otra en que se relaja. Es preciso saber distinguir cuando se pasa de una a otra.
La velocidad de los movimientos es continua, no existiendo interrupciones, salvo cuando se adoptan las posturas en que la tensión dura un instante para pasar después a otra posición en la que se relaja la fuerza. Adoptar las diferentes posturas de manera correcta es fundamental para mantener el cuerpo y la mente relajada durante la realización de los ejercicios.